jueves, 30 de julio de 2009

Santa Rita, Rita: Lo que se da no se quita

Ésto es lo que tiene que pensar un libidinoso Almodóvar en el mullido sofá rojo de su casa. El director incomprendido del cine español que tuvo que salir de su país para así alimentar su ego. No sé yo si todos los americanos enamorados de su cine, convencidos de que España fronteriza con Méjico, conocen el papel de gran importancia que desempeñó en la revolución sociocultural que fue "La movida madrileña".

Al son de las palabras de Tierno Galván ("A colocarse y ¡al loro!"), la sociedad española, cansada de un régimen prohibitivo y ya obsoleto, llegó en pocos meses al otro extremo. Un panorama anárquico donde la inconsciencia, el descontrol, la locura y los excesos se disfrazaban de libertad. Una libertad que, 20 años más tarde, ha dejado mayoritariamente su secuela en forma de drogadictos y síndromes de Peter Pan. Fueron pocos los que comprendieron que estos años no suponían más un trámite "obligatorio" hacia la estabilidad que vendría después. Aquéllos que apostaron por una Movida tan longeva como el Régimen se llevaron una buena bofetada.

Pedro fue más conocido por su pasión a travestirse encima de un escenario de la mano de McNamara que por su incipiente carrera cinematográfica. Y la verdad, es que es de lo más divertido ver cómo la creatividad de unos pocos "freaks" llegó a movilizar a cientos de miles de jóvenes que hoy miran nostálgicos hacia atrás cuando se quitan la corbata al llegar a casa.












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